El día de ayer, una mantis marina que se encontraba en el acuario de El País, se reveló antes todos los crustáceos y reclamó su libertad.

La intérprete del escándalo se caracteriza por sus dos patas o pinzas delanteras y que usan para cazar. Están formadas por hidroxiapatita y quitosano, lo que las hace muy duras. Cuando ven a su presa, lanzan las garras a modo de puñetazo (conocido como “el puñetazo de la mantis”) y la perforan o desmembran para después comérsela.
También les sirve de defensa. Tanta es la fuerza que tienen que han documentado casos en que las mantis han podido matar a personas. Su puño acelera bajo el agua a mayor velocidad que una bala calibre 22 y es más resistente que cualquier material sintético.

Se ha tomado las medidas necesarias para poder tranquilizar a todos peces del acuario y apartar a la mantis en un contenedor mucho más fuerte hasta esperar su pronta recuperación para poder así regresarla de nuevo a su hogar.
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